5.12.13

Undergrounds.

Una vez más la calle era el escenario protagonista de su encuentro imprevisto. Con su caminata irritada esquivaba a los transeúntes que parecían tener la misión de malhumorarla más.
Se chocó con él como lo hizo con varios más durante su camino. Sólo que él no era otro más, era él.
Lo paró, le dijo "hola" sin titubear. Él le respondió amablemente, como si fueran amigos de toda la vida. En medio de la muchedumbre parecían estar solos. Los empujaban, chocaban, pedían permiso, "correte". Y ellos seguían ahí como si no supieran que estorbaban a los demás.
"Nos vemos" fue lo último que se dijeron. Él volvía del lugar al que ella se dirigía. Sus caminos seguían (casi) desencontrándose. Lamentó no haberse sacado ese pañuelo horrible que tenía puesto, pero claro no sabía que lo iba a encontrar. Pero en el fondo lo que más lamentaba, era pensar en ese pañuelo que el no había mirado, porque no le importaba. Chocarse con ella no había sido más chocarse con cualquier otra persona esa mañana.

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